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jueves, 10 de noviembre de 2011

EN VENEZUELA LA CLASE MEDIA QUEDÓ PARA CONEJILLO DE INDIAS DE LOS MALANDROS

Los delincuentes no tienen una logística para mantener al secuestrado y utilizan vías rápidas

"Cuando medio alzaba la cabeza, me daban cachazos. Eran como ocho menores de edad y todos estaban armados. Uno de ellos dijo que era el terror de Caricuao y que iba a poner al nuevo para que se estrenara conmigo porque él ya había matado a tres esa noche", comentó el modelo Luis Bisbal, conocido como "el Chino" dos días después de haber sido secuestrado y herido por una banda que lo interceptó en el distribuidor Altamira.

Además de las organizaciones dedicadas al secuestro exprés, hay bandas de jóvenes que se están entrenando en el plagio en un horario más temprano para no coincidir con quienes han hecho de esta modalidad delictiva su "oficio", pero a diferencia de los más experimentados, no piden rescate por sus víctimas.

El plagio de Bisbal es una muestra de que los delincuentes lo utilizaron como conejillo de India. El 23 de octubre, el modelo fue interceptado a las 11:30 pm por unos jóvenes que iban en dos carros cuando se dirigía en su vehículo Volkswagen Space por el distribuidor Altamira hacia El Marqués, y después de casi tres horas, lo dejaron herido en la autopista Valle-Coche. Caminó hacia una bomba de gasolina para pedir ayuda, lo que le salvó la vida.

La criminóloga Mónica Fernández explicó que de acuerdo a la casuística criminal se evidencia que hay una migración de grupos dedicados al secuestro. "Se están formando asociaciones para delinquir, que tratan de ser secuestradores para obtener más ingresos.

Es gente joven que por lo general no tiene organización y que como no puede tener grandes aspiraciones, sus principales víctimas son las personas de clase media. No hay una voz de mando con liderazgo y no tienen una logística para mantener al secuestrado porque lo que les interesa es entrenarse.

No logran pedir rescate y se conforman con quedarse con un vehículo o robar algunos bienes", dijo.

La representante del Foro Penal Venezolano advirtió que en los secuestros realizados por novatos, la vida de las víctimas corre peligro: "En más de 90% de los plagios organizados, las personas salen ilesas, pero quienes se están entrenando en el secuestro son delincuentes que no saben negociar, pero sí saben robar, disparar y matar. Como casi todos consumen droga y no tienen tolerancia a las frustraciones, pueden atentar contra la integridad de la víctima si no están conformes con lo que consiguen".

El criminólogo Fermín Mármol García coincide con Fernández. "Los delincuentes que yo denomino ’coco secos’ son jóvenes violentos que suelen consumir mucha droga. Lo peligroso es que este tipo de delincuentes puede pasar del secuestro al homicidio calificado, mientras que los veteranos en el plagio saben que es preferible dejar a la víctima liberada, si la logística no sale bien", explicó.

Víctimas de aprendices. Después de publicar un trabajo en el que se explicó cómo había sido el plagio del modelo Bisbal, llegó a la redacción de El Nacional el testimonio de un lector que el 22 de octubre iba a ser secuestrado en la Cota Mil, antes de la entrada de La Castellana. Para resguardar su seguridad, pidió no ser identificado.

"Aproximadamente a las 7:40 pm me percaté que había un vehículo Honda blanco parado, pero traté de mantenerme distante. El carro aceleró lentamente y se bajaron el piloto y el copiloto, y me apuntaron con una pistola, pero aceleré y afortunadamente no me alcanzaron. Eran unos jovencitos que vestían un suéter con capucha. Estoy seguro que ellos fueron quienes secuestraron a Bisbal un día después.

Se ve que son inexpertos porque el que se bajó me permitió huir".

El 18 de septiembre, Carlos Jiménez (nombre ficticio) fue secuestrado a las 4:30 pm en Santa Mónica, mientras esperaba que su esposa saliera de la farmacia. "Estaba parado en mi camioneta Vitara al frente de la farmacia, y de repente llegaron dos muchachos, me apuntaron y se montaron en el carro. Me dijeron que fuera a Terrazas del Ávila y en todo momento me tenían amenazado. Me decían que si veía a unos policías y les hacía seña, me mataban", comentó.

Jiménez dijo que mientras manejaba se percató que los delincuentes no se ponían de acuerdo: "Me quitaron el celular y un ipod, pero se peleaban para ver quién se quedaría con lo robado. Llegamos a un barrio que está al lado de Makro para encontrarse con otro delincuente que manejara el vehículo, pues ellos no sabían manejar. Me pasaron para la parte de atrás y me amarraron los pies con las trenzas de mis zapatos y con mi franela. Me taparon la cara y me dieron varios cachazos para cerciorarse si veía. Después de dos horas, me dejaron tirado a dos cuadras de El Marqués, pero me pude desatar y fui a un módulo de la Policía Nacional a denunciar. A los días, mi camioneta apareció desvalijada".

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